Trampas comunicativas: las presuposiciones
"No dejes que las percepciones limitadas de los demás te definan" (Virginia Satir)
Una característica muy humana es nuestra capacidad para "presuponer". A diferencia de otros animales, disponemos de mecanismos mentales que permiten proyectarnos hacia el futuro o viajar al pasado. Esta capacidad de transportarnos nos juega, a veces, malas pasadas.
Es como si, solo porque se nos haya ocurrido algo vaya a ser cierto, esto sucede al atribuir a los demás nuestras propias intenciones.
Veamos una hipótesis: una pareja que aprovecha los mediodías para comer juntos siempre que pueden. Ella piensa: "Si no me ha llamado es porque no vendrá a comer", por ejemplo. Lo piensa así porque es lo que ella haría ante esta misma situación. Una vez planteada la hipótesis todo consistiría en comprobarla ("Cariño, ¿vendrás a comer?) ... ¡Pues no!. Con frecuencia, la hipótesis misma, actúa como realidad, ¿Qué ocurre? : la otra persona, que no ha podido llamar antes, lo hace ahora para anunciar que, tarde, pero vendrá a comer. " ... Oh! es que como no me has llamado he "supuesto" que tendrías trabajo y ya he comido por ahí ..." . El otro se enfada porque no entiende la suposición "... Me podrías haber llamado, no? .. etc; etc ... "
¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE HA SUCEDIDO?: que todo se da por supuesto. A menudo pensamos que hay cosas que se sobreentienden. Este es el caldo de cultivo para las PRESUPOSICIONES.
No debemos caer en la trampa de pensar que "los demás lo verán como yo". Clarifiquemos lo que queremos, cómo lo queremos y con quien lo vamos a hacer y, aún no conforme con ello, asegurémonos que lo han entendido.