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El Síndrome del Impostor


“La estima exagerada en que se tiene el trabajo de mi vida hace sentirme muy incómodo. Me siento a pensar en mi mismo como un estafador involuntario" (A. Einstein).

«Tuve suerte». «No pertenezco aquí». «Soy un fraude y es solo cuestión de tiempo para que todos lo noten». ¿Esas frases te son familiares?.


¿Alguna vez pensaste que tus logros son ajenos?, ¿qué no los mereces?, ¿que tus logros son el resultado de tu suerte y no de tu preparación?


La mayoría hemos experimentado sentimientos de duda y desvalorización sobre nuestro trabajo en algún momento de la vida.


En una sociedad orientada al logro, donde existe una gran confusión entre la aprobación, el amor y la dignidad y en la que la autoestima depende del éxito este sentimiento del “impostor” es muy frecuente.


Si te sientes un “farsante” en un mundo donde ves a las personas más capaces que tú, que sepas que no estás solo. Ésta es, precisamente, la característica más importante del Síndrome del Impostor: un sistema de creencias y valores defectuoso donde uno duda reiteradamente de sus habilidades.


El Síndrome del Impostor fue descrito por primera vez por las psicólogas Paulinne Ros Clarence y Suzanne Imes en la década de 1970 y ocurre entre personas que alcanzan un cierto grado de triunfo, pero se sienten incapaces de interiorizar y aceptar sus logros atribuyendo éstos a la suerte o al azar más que a la habilidad.


Como resultado, viven con miedo de que los demás «se den cuenta» o de que alguien «los exponga». Lo dijo Seth Godin:


«Cuando sientes que eres indigno, cualquier respuesta, retroalimentación positiva o una recompensa se sienten como una farsa, pues simplemente fuiste el suertudo de la rifa».

El Síndrome del Impostor, a menudo, va acompañado de síntomas tales como la ansiedad, estrés e incluso puede generar una depresión. Este síndrome y el perfeccionismo suelen ir de la mano ya que todo debe realizarse a la perfección, no se deja margen al error.


Los perfeccionistas sufren enormemente pues establecen unas expectativas muy altas y aunque consigan sus objetivos en un 99% lo seguirán sintiendo como un fracaso, cualquier pequeño error les hace cuestionar sus propias competencias y habilidades.



¿Cómo saber si tienes el síndrome del impostor?

Aunque no es tan sencillo diagnosticar hay algunas cosas que debes tener en cuenta si tienes una personalidad que suele aspirar a la perfección. Los siguientes síntomas te ayudarán a saber si esos pensamientos intrusivos te están llevando a un padecimiento real:


Sientes que tuviste suerte en lugar de éxito

Cuando una persona no siente que los resultados que ha obtenido han sido producto de su esfuerzo es un signo claro de que está menospreciando su propio trabajo. Si bien es cierto que gran parte de nuestra vida está determinada por cuestiones casuales, azarosas o de suerte, la realidad es que nosotros decidimos qué hacer con esas condiciones. Cuando no asumimos esta responsabilidad dejamos de ver nuestros logros y experiencia.


Tu preparación nunca termina

También puedes considerar como una llamada de alerta si continúas tu formación profesional de manera incansable. Es positivo querer seguir informándose o actualizarse, pero si lo haces porque crees que aún no eres un experto en tu área y que debes serlo (y parece que nunca te consideras un conocedor) probablemente el síndrome del impostor te afecta.


Trabajas de más

Otra señal del síndrome es que te quedes haciendo trabajo extra porque crees que tienes que «compensar» las carencias que tienes para nivelarte con los demás. Este tipo de conductas pueden estar impulsadas también por un sincero deseo de perfeccionar tu habilidad, pero si no es tratado con precaución es posible que te exijas demasiado, y tu mente y cuerpo terminen fatigados.


No te gusta recibir cumplidos

Como bien lo indica su nombre, este síndrome hace sentir a la persona que está en un lugar que no le corresponde y que la gente cree que es realmente buena cuando no lo es. Esto hace que se sienta incómoda al recibir cumplidos o halagos, ya que para ella es una mentira y no está segura de merecerlo. Todo se reduce a sentirse indigna.


Buscas puntos débiles en tu trabajo

Quienes sufren del síndrome del impostor tienden a buscar argumentos para justificar la creencia de que no merecen reconocimiento. Esto los lleva a encontrar detalles e imperfecciones en su trabajo, a repasar una y otra vez los escenarios y a disculparse constantemente. Buscar mejorar es bueno, pero la perfección siempre es inalcanzable.


Vives con pensamientos intrusivos

El miedo a ser descubierto o a fallar en una tarea es uno de los sentimientos más comunes en las personas que viven con el síndrome del impostor. Esto puede detonar emociones negativas, ansiedad, preocupación, estrés y una baja en la autoestima. Asimismo, hace que las personas no puedan celebrar ni disfrutar sus logros, ya que no los sentirán como propios y lo adjudicarán a las circunstancias.


En la vida todos experimentamos momentos de duda, lo importante es que ésta no controle nuestras acciones.


Es relativamente fácil sentirnos derrotados pero eso no quiere decir que esa derrota sea real ni definitiva.



En esta vida o se gana o se aprende.

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